Dejar de beber de un día para otro parece ser la única manera de salir del alcoholismo. La alternativa es morir antes de tiempo. Eso se aprende en este bien llevado relato de autoficción en el que queda también constancia de la incomunicación intrínsica a las relaciones humanas y de la felicidad efímera que precede a la deriva vital hacia el olvido.
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