Bastante de misántropo tuvo Bernhard y a los cuarenta años renunció a cualquier premio. Aquí trata de aquellos que había recibido hasta entonces y lo hace en su peculiar estilo, ácido pero no exento de humor y autoironía.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario