Tiene gancho esta novela aunque no he entendido el porqué de ese protagonismo de la sed, ni algunos otros razonamientos de este soliloquio imaginado de Jesucristo durante su pasión y muerte. Me ha parecido un canto a la vida humana, a los seres de carne y hueso, una reivindicación de la materia ante la nada del espíritu.
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