Según dicen esta es la novela más extensa y la más accesible del autor. Escrita en su habitual estilo obsesivo-compulsivo que en algunos momentos resulta hilarante. Bernhard lo llama el arte de la exageración. Dividida en dos partes, en la primera el narrador, un intelectual austríaco, da cuenta de la recepción en Roma de un telegrama con trágicas noticias y vuelve en la segunda a la casa familiar. Todo sin un solo punto y aparte.
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