Obsesiva narración, sin puntos y aparte, en primera persona de un Rudolph que, según dice el traductor Miguel Sáenz en el prólogo, es sin duda un psicópata. Su enfermedad, su hermana, la casa donde vive, el libro que quiere escribir pero algo se lo impide, son temas que muerde una y otra vez hasta agotarlos. Al final cambia un tanto el registro.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario