No hay chistes, ni monólogos en este libro que podría ser una crónica social, por los nombres en negrita de tanta gente, o un libro de autoayuda, por las frases enmarcadas (que invitan a no leer el resto). Simpatizo con Buenafuente en sus buenas intenciones, en general tiene más razón que un santo, pero como obra literaria no va muy lejos.
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