viernes, 24 de abril de 2009

Revolutionary Road - Sam Mendes (2008)

Por una vez admito lo oportuno del título en inglés, ya que es el nombre de una calle. Aún así despista, porque no se trata de ninguna revolución, sino de vidas atrapadas. Atrapadas en un matrimonio, en un trabajo, en una bonita casa. Sam Mendes (aquí sí es el director el responsable número uno) plasma la historia con sensibilidad, con los detalles suficientes para que nos la creamos. Hay un sueño y hay desencanto. Como la vida misma. Me gusta especialmente el final cuando la cámara se cierra sobre el marido de la vendedora de casas. Es un personaje de sesenta y tantos años que apenas aparece al fondo en algunas escenas, pero que en este final queda claro que se ha fijado en todo y que lo ha entendido todo; más allá de los comentarios superficiales y autodefensivos de su mujer. Como se suele decir, otro viaje al patio trasero del sueño americano.

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